Los supermercados dicen mucho del carácter de una nación. Qué compra la gente, qué come, cómo está la economía del país... The Economist tiene el
índice Big Mac
y yo tengo el índice supermercado.
La primera vez que fuí al Reino Unido (yo también lo llamo Inglaterra, pero es que se enfadan) y entre en un supermercado me pareció el paraíso, pasillos enteros de galletas, chocolate, golosinas y cosas malas para la salud en las que gastarme mi asignación semanal. Vale, tenía seis años, pero me sigue pasando. Cada vez que entro en un supermercado británico, me lo quiero comprar entero.
En China... mmmm... pues no. La primera vez que entré en un supermercado en Shangai no pude identificar la mitad de las cosas que veía en los pasillos. Aún hoy hay cosas que no sé lo que son o cómo se comen y me come la curiosidad y pregunto en mi chino de mierda pero la mayoría de las veces no acabo de enterarme. Me parece que como casi todos los guiris he fallado en la inclusión cultural. Veo pasillos llenos de botes de cosas que parecen frutos secos y que resulta que son infusiones. Pasillos llenos de grandes cajas brillantes con fotos de personas mayores felices y dibujos como de cereales como con pinta de estar empaquetados para regalar.
Son suplementos dietéticos con cócteles de proteinas, vitaminas y otras historias y se regalan a las personas mayores como en España regalamos unas flores o una tarta. Curioso.
Ayer en el ascensor de mi casa me fijé en este anuncio:
Lo que dice la publicidad es que si te tomas un sobrecito de esos es como si te tomaras 12 yogures de esos con lactobacilos que tanta publicidad tienen en España. Y todo eso así en un sobrecito!! Así que esto es lo que se escondía en los pasillos de cosas misteriosas.... ¡Mega-actimeles en polvo!
Disfruten del viaje.
